Actualizado el 30 de marzo de 2020
¿QUÉ ES LA ENERGÍA DE LAS FLORES?
Las esencias florales son elaboraciones que capturan la energía de las flores y guardan esa vibración por medio del agua. Cada esencia guarda la información y la energía de una sola flor, aunque existen remedios que combinan varias.
El doctor Edward Bach las descubrió a principios del siglo XX, se obtienen de flores que crecen espontáneamente en el campo y en los bosques. Se elaboran por métodos totalmente naturales, sin añadir sustancias artificiales, lo cual les da la característica de ser inocuos y de no provocar efectos secundarios.
Se basan en la «memoria del agua», en esa característica del agua que el doctor Masaru Emoto describió en sus investigaciones. El agua, H2O, es una molécula polarizada que se estructura con facilidad al entrar en contacto con campos electromagnéticos. En el caso de las flores de Bach, el agua se modifica ante el campo energético de las flores, y el sol, el aire y la tierra (los 4 elementos intervienen en la elaboración de la esencia), y queda impregnada con su vibración, convirtiéndose en la esencia floral.
¿CÓMO ACTÚAN?
Las esencias florales no actúan directamente sobre el organismo, sino sobre el estado de ánimo, la emoción, el sentir, que fue causante del síntoma en el cuerpo físico/emocional/mental. Y al eliminar la causa, también suprimimos el síntoma, evitando así la enfermedad o la repetición de la misma. Es así de sencillo y de complejo a la vez.
Las esencias florales funcionan de forma similar a la acupuntura, actúan sobre los meridianos energéticos del cuerpo etérico.
Los meridianos los podemos imaginar como si fueran circuitos eléctricos que conectan los puntos superficiales de acupuntura con estructuras de órganos más profundas, pasajes para que la fuerza vital entre al cuerpo.
Los meridianos se encuentran entre los cuerpos etérico y físico, y tienen una asociación directa con los sistemas circulatorio y nervioso. Conectan los diferentes puntos de acupuntura en el cuerpo y hay cientos de miles se ellos (son una red amplia y compleja). Los puntos de acupuntura de la medicina tradicional china (MTC) son los centros energéticos del cuerpo, que hoy conocemos con el nombre de chakras (según la tradición hinduísta, hay 954, de los cuales, los siete chakras maestros se sitúan en el eje central del cuerpo y son los que tienen influencia directa sobre los órganos y glándulas endocrinas).
Es esencial para la salud y el bienestar del organismo que haya suficiente energía en estos circuitos y que todos estén equilibrados entre sí, sin excesos, ni defectos, ya que el exceso de actividad en unos centros puede provocar debilidad en otros, y por el contrario, la debilidad de una zona provoca que otra se sobrecargue.
Cuando una Esencia floral es ingerida o aplicada, se asimila en el sistema circulatorio (flujo sanguíneo) y se establece a medio camino entre los sistemas nervioso y circulatorio. A partir de ahí, el remedio normalmente se mueve directamente a los meridianos. Entonces la fuerza vital del remedio entra en los diversos cuerpos sutiles, a través de los chakras, o vuelve directamente al cuerpo físico, al nivel celular, a través de varios portales a medio camino entre el sistema nervioso y circulatorio. Su camino está determinado por el tipo de remedio y la constitución de la persona.
Gurudas, en su libro Flower Essences and Vibrational Healing, dice:
‘La acupuntura no es más que la fuerza vital que fluye a través de la forma física de las agujas’.
Las agujas de la acupuntura se pueden sumergir en el agua infundida con una esencia de la flor para sumar su efecto a la terapia. Además, tener la botella de esencia de la flor en la habitación en la que se produce el tratamiento, mejora ligeramente el proceso. La botella no tiene que estar abierta.
CONSERVACIÓN
Los preparados de flores de Bach, por ser totalmente naturales y no contener conservantes ni aditivos, tienen una duración aproximada de entre 30 y 45 días, según la época del año. Esto hace que su conservación sea muy importante, ya que por ser un remedio energético, puede perder propiedades al someterlos a condiciones adversas como: temperaturas elevadas, radiaciones electromagnéticas (CEM), radiación solar directa, etc.
Si la fecha de elaboración no figura en el gotero, puede mantenerse el preparado durante más tiempo que del aconsejado y perder su efecto. No es que éstos preparados puedan hacer daño a la persona que los toma, simplemente dejan de hacer efecto. Así, personas que han usado kits que no se elaboraron (o no se han conservado) en las condiciones adecuadas, afirman, y con razón, por su propia experiencia, que las florales no sirven para nada.
Tampoco se tiene siempre en cuenta que, por la misma razón de su fabricación natural, y siendo las flores de Bach un preparado que actúa sobre la parte más sutil de la persona, que es su energía, los frascos no deben ser expuestos a fuentes de calor, ni a fuentes de radiación electromagnética (CEM), ni pueden permanecer abiertos mucho tiempo, dado que su contenido se volatiliza con facilidad. Sí es posible llevarlos en un bolsillo o en el bolso mientras se está consumiendo, pues esto no altera su contenido.
GOTAS DE CONCIENCIA
Aunque actúan sobre el estado de ánimo, las esencias florales no funcionan como una droga o como un medicamento, alterando la química de quien las toma y cambiando su estado. No nos «fuerzan» a modificar nuestro sentir, no nos cambian, su efecto es muy sutil. La esencia, al entrar en contacto con el cuerpo, induce su vibración, su energía, y tiene efecto si el cuerpo resuena con dicha vibración. Es decir, actúa por resonancia.
Si resueno con la vibración de la flor, algo en mí percibe el efecto de la esencia y se produce una toma de conciencia, una percepción sutil de algo de lo que no me daba cuenta. Por eso el efecto es tan suave, porque quien cambia soy yo, con mi voluntad. Sólo cambio si quiero hacerlo. Pocas esencias producen reacciones al tomarlas, hay algunas, como por ejemplo, Agrimony, que pueden hacer aflorar emociones densas a las que no queremos dar salida, que preferimos no ver. La flor nos a poner en contacto con esa emoción para hacerla consciente y somos nosotros los que podemos abordarla o seguir como estamos. Cuando nos resistimos en lugar de resonar con la vibración, puede producirse una reacción adversa, como dolor de cabeza o malestar en personas muy sensibles energéticamente. Esto se puede resolver, preparando el remedio con una combinación de esencias que gradúen el efecto de la principal que queremos trabajar.
La resonancia hace que vibremos con la energía de la flor y nos abramos a una nueva percepción, fluyendo con ella. La resistencia genera una incomodidad, un roce, es como un tope que podemos atravesar o no. También, podemos observar lo que sentimos ante ella y hacer consciente esa reacción. Tenemos el libre albedrío, ese regalo que nos da la vida, para elegir en cada momento.
Las esencias florales son gotas de conciencia, portadoras de una cualidad, un don, una vibración, que ya está (aunque dormida) en mi interior, esperando a ser despertada. La esencia, ni me da ni me quita nada de mi misma, me ayuda a «ver» y a darme cuenta, me ayuda a salir de mi estado habitual, me da distancia para ver con perspectiva ese estado que, por ser mi sentir habitual, me parece «lo normal» en mi vida cotidiana.
Voy a poner un ejemplo personal: Yo, por mi entorno familiar y cultural, crecí con la idea de que amar a una persona implica preocuparse por ella. A primera vista, es una idea del amor que puede suscribir mucha gente (sobre todo, esto es muy habitual en el estereotipo de la «buena madre»). Lo que pasa es que esta idea teñía mi forma de amar con miedo (por si a mis seres queridos le sucede algo malo), y eso me llevaba a necesitar controlar cada situación. Este proceso de amor-preocupación-control es casi siempre inconsciente. Yo no percibía esa necesidad de control en mí, ya que en mi creencia, lo consideraba como una característica inherente al amor. Pensaba que eso era amar, no sabía amar de otra manera, sólo conocía el amor miedoso, controlador, limitante… Esta idea del amor no es mala, al fin y al cabo, es amor, aunque es muy poco enriquecedora, muy poco liberadora.
Tomar flores como Chicory, Red Chesnut y Holly, me ha ayudado a descubrir un amor diferente al que conocía: más generoso y servicial, el amor incondicional. Este cambio lo trabajo cambiando mis comportamientos, no sólo tomando los remedios florales. Las esencias florales, junto con mi trabajo personal, me han ayudado a traer a mi mente consciente aquellos funcionamientos que estaban llenos de miedo y de control, que yo confundía con el amor, para poderlos cambiar.
Una vez empiezas a «ver», a darte cuenta, a tomar conciencia, el cambio interior comienza y se hace inevitable, sólo es cuestión de perseverar. Las esencias florales son una herramienta de transformación efectiva y natural.
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