UN POCO DE HISTORIA
Cuenta la leyenda que, en el siglo XIV, Isabel, la reina consorte de Hungría, se vio aquejada de problemas de gota y reumatismo. Se cuenta que era una mujer muy activa y no se resignaba a perder la vitalidad, por lo que recurrió a un monje alquimista, buscando un remedio rejuvenecedor que le devolviera la salud y la belleza perdida. Éste le preparó un elixir a base de romero y brandy, para que lo tomara y aplicara como tónico para la piel. Se dice que gracias a su uso, la reina recupero la lozanía y la belleza de su juventud. De hecho, Isabel de Hungría fue una mujer longeva para aquella época, pues vivió más de 70 años.

Este elixir fue el primer cosmético del medievo del que tenemos conocimiento, y su uso se extendió rápidamente por las cortes europeas. Se hizo muy popular en Polonia, el país natal de la reina, donde se denominó Larendogra. Hay varias fórmulas para elaborar el agua de Hungría, cada una con una composición diferente, aunque en todas ellas, el ingrediente principal es romero, que le aporta su gran poder antioxidante al preparado. Además, incluye pétalos de rosa, lavanda, infusión de azahar y alcohol.
Aunque se creó como elixir medicinal, con el tiempo su uso se fue decantando hacia la cosmética, como tónico rejuvenecedor, y hacia la perfumería, para la higiene personal.
El agua de Hungría, como también se conoce a este elixir, se compone de romero (componente básico principal), flores, hierbas y cítricos, que la convierten en un excelente tónico, estimulante, analgésico y revitalizante.
FÓRMULA CASERA
Hay varios productos que se comercializan como Agua de la Reina de Hungría. En concreto, la marca de cosmética natural Alqvimia, por ejemplo, tiene un tónico corporal elaborado con procedimientos alquímicos y la formulación medieval del agua de Hungría. También la marca francesa Caudalie comercializa un producto llamado Agua de Belleza, inspirado en el agua de la Reina de Hungría.

Es fácil encontrar en la web distintas formas de elaboración para hacer tu propia Agua de Hungría. Aquí os dejo la que yo he preparado en mi casa, que se basa principalmente en la fórmula de Gabi Vargas con algunas adaptaciones.
Ingredientes:
Plantas secas
- 5 cucharadas de melisa o toronjil
- 5 cucharadas de caléndula
- 4 cucharaditas de pétalos de rosa
- 3 cucharadas de romero
- 3 cucharadas de lavanda
- 3 cucharaditas de raíz de consuelda
- 1 cucharada de cáscara de limón
- 1 cucharadita de salvia








(Si usas plantas frescas, que tienen un volumen mayor, por contener agua, añade una dosis mayor, manteniendo la proporción entre los distintos ingredientes).
Aceites esenciales y vegetales
- 30 gotas de aceite de romero
- 30 gotas de aceite de albahaca
- 30 de aceite de eucalipto (mejor radiata o citrodora)
- 100 gramos de aceite de coco virgen

Base: alcohol etílico (vodka o aguardiente) y tras la maceración, hidrolato de rosas o de azahar (También llamado nerolí). También se puede usar un buen vinagre ecológico de manzana en lugar de alcohol.

Elaboración:
En un envase de cristal de un litro, perfectamente limpio, pones todas las hierbas y flores, no importa el orden.
Después, se añade el vodka o vinagre, hasta cubrir bien todos los ingredientes. Yo prefiero el vinagre cuando voy a usarlo como tónico facial o corporal, y uso el vodka cuando voy a hacer un agua de colonia.
Por último, cerramos la tapa, tras haber agitado bien la mezcla, para que todo el contenido sólido se impregne completamente.
A continuación, guardamos el preparado en un espacio protegido de la luz durante 40 días, como mínimo. De vez en cuando, mejor a diario, agitaremos bien la mezcla y la volveremos a guardar.

Pasada la cuarentena, la mezcla ya estará bien macerada, y podemos filtrarla con un colador de tela bien limpio a otro recipiente de cristal. Observaremos que el color ha cambiado porque los principios activos de las plantas han pasado al alcohol (o al vinagre, según la base elegida).
No hace falta que tires los restos sólidos, pues son un fertilizante estupendo para las plantas, y también los puedes aprovechar para hacer compost.
Al extracto obtenido se le añaden los aceites esenciales, el aceite de coco virgen y el hidrolato de nuestra preferencia, por ejemplo, agua de azahar, o bien puedes usar hidrolato de rosas si tienes la piel seca, o hidrolato de hamamelis, si tu piel tiene tendencia grasa.

Para usar el agua de Hungría, me gusta ir trasvasando el contenido a un vaporizador de cristal oscuro (azul añil, verde o ambar) manteniendo la botella grande guardada en el armario, para que conserve sus propiedades durante más tiempo.
No existe una formulación única para el Agua de la Reina. Incluso en la Edad Media, circularon por Europa muchas versiones de la receta de este elixir. Algunas de ellas, incluyen otros ingredientes como manzanilla, menta, piel de naranja, aceite de lavanda, aceite esencial de mirra, etc.
USOS Y PROPIEDADES
El agua de Hungría favorece la circulación sanguínea, estimula la piel, y la rejuvenece. Es un excelente tónico facial y un buen complemento en tratamientos reafirmantes. Se puede usar en el baño, añadiendo un chorrito al agua templada de la bañera, o después de la ducha, con la piel ligeramente húmeda, antes de aplicar el aceite o crema hidratante.
AGRADECIMIENTOS
Quiero dar las gracias a Gaby Vargas (@gaby_vargas_g) por enseñarme a hacer el elixir de la reina de Hungría. Aquí os dejo el enlace a su interesante video:
Ir a la página de Uso de Aceites Esenciales (primeros pasos)
Hermosisimo!! Gracias por este tesoro!!!
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Un abrazo, Adriana.
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